El Presidente Felipe Calderón Hinojosa se presentó en Palacio Nacional para ofrecer un diagnostico del país y soluciones a medias.
No rindió cuentas ante la Nación: antes, un día antes, el palacio legislativo recibió por escrito el informe presidencial, que será motivo de glosa y de estudio por parte de los legisladores.
Se convirtió el acto en un simple evento protocolario, administrativo.
¿Qué sigue? Las reformas estructurales, que serán detenidas una vez más en el seno de las negociaciones legislativas, dando al traste con los diez propuestas presidenciales, que en principio demandan voluntad de las fuerzas políticas para consensuar.
Ironicamente, el presidente propone fortalecer los mecanismos de protección laboral a favor de los trabajadores, cuando la iniciativa privada exige la disminución del proteccionismo que ahoga a las empresas; la propuesta encontrara –seguramente- la mayor resistencia en el Partido Acción Nacional.
No son nada nuevas las propuestas en materia de salud, educación, política, seguridad. De hecho, no descubre el hilo negro.
La reforma de fondo es que no haya reforma, que haya voluntad de aplicar las leyes vigentes para reordenar los distintos ámbitos.
Si hay que adelgazar el aparato burocrático, por ejemplo, Felipe Calderón cuenta con los instrumentos para hacerlo. Lo mismo ocurre con la educación para todos o la cobertura universal de salud.
El problema esta en la administración y sus mecanismos de control; en una eficiente rendición de cuentas y eliminación de la impunidad.
En materia de seguridad, el mandatario nacional tiene la llave en sus manos, con los instrumentos juridicos que se le han otorgado para el combate a la delincuencia organizada: para ello no es necesario capacitar a las policias locales para combatir delitos del fuero comun: al final de cuentas, estos son ejecutados con armas de grueso calibre, y con ese simple hecho, arriban a la escala de delitos federales por razón de materia.
El Presidente fue realista cuando acepta su responsabilidad porque la administración federal no ha logrado sus objetivos, el problema es que se queda ahí, azuzando que el problema es de todos y no solo del mandatario nacional: es cierto, solo que el ciudadano común esta abandonado al determinismo social y pobreza, y el señor presidente no.