Columna de análisis crítico

lunes, 2 de marzo de 2015

Poco interés en la información

Dentro de las garantías constitucionales, hoy derechos humanos, tuteladas en el artículo sexto, destaca el derecho libre a la búsqueda, recepción y difusión de información, porque cierra el círculo de la comunicación del ciudadano.

Es cierto que resulta fundamental la libre manifestación de las ideas, emancipada de cualesquier inquisición judicial o administrativa, y solo restringida en los casos excepcionales que la norma constitucional establece, el ataque a la moral, la vida privada o los derechos de los terceros.

Sin embargo, de nada valdría tener la posibilidad de difundir información, si antes, no pudimos acceder a ella para efectos de su procesamiento y posterior difusión a través de cualquiera de los medios de comunicación a nuestro alcance, radio, televisión, prensa o Internet (periódicos digitales, redes sociales, etc.).

Es decir, antes de difundir algo, debemos haber tenido la oportunidad de obtener ese algo, en condiciones de apertura, disposición, profundidad, pertinencia y oportunidad, características elementales que, aunados a nuestra capacidad de análisis, permiten obtener el dato a comunicar.

De esta forma, todas las personas que habitan el territorio nacional tienen protegido el derecho a buscar información, no solo los periodistas o investigadores, sino todas las personas, sin distingo alguno.

Si bien es cierto, desde finales de la década de los setentas se garantiza el acceso a la información, con una modificación al artículo sexto constitucional, va a ser hasta 2003 a nivel nacional y 2005 en el caso de chihuahua, cuando se regule el acceso a la información, herramienta moderna en la búsqueda de información.

Antes de la emisión del marco jurídico en materia de transparencia, el acceso a la información era particularmente discrecional. En la actualidad, las dependencias públicas, organismos autónomos, personas morales que manejen recursos públicos y partidos políticos, están obligados a un procedimiento que permite a cualquier persona, sin más requisito que una solicitud, a acceder a la información.

Es cierto que muchas dependencias se escudan en diversos argumentos que tuercen la norma para evitar proporcionar información, ocultan información, incluso mienten, como aconteció recientemente en el caso Tlatlaya por parte de la Procuraduría General de la República, sin embargo son la excepción. La generalidad de las solicitudes de información encuentran respuesta.

Uno de los problemas más frecuentes es la ausencia de la información, tal cual la solicitan las personas, ya que los sujetos obligados a la transparencia solo están impelidos a proporcionar la información con que cuenten, nada los vincula a procesar información en los términos solicitados.

Aunque ya se han emitido diversos criterios que contradicen este aserto y pugnan por una máxima apertura, lo cual obliga a procesar información, aún falta camino por recorrer. Es imposible que las dependencias o sujetos obligados procesen continuamente información, pensando en el usuario. Más bien lo hacen para cumplir con sus funciones y atribuciones legales. En ese sentido podemos acceder a dicha información procesada.

Al final, buscar información es una aventura continua, que implica mucho trabajo de escritorio que tiene sus retribuciones. Así mucha de esa búsqueda se realiza para fines periodísticos o simplemente laborales, o de interés personal por algún trámite administrativo o jurisdiccional. Lo interesante es que mucha de esa información que surgió con un afán particular, termina por servir a la colectividad a través de su difusión.

De esta forma se construyen redes de comunicación e información, algunas más formales o rígidas, que otras, que nutren la construcción de pensamiento crítico, pilar de la comunidad y sociedad democrática.

Buscar información debe ser, por lo tanto, un afán no solo de investigadores o periodistas, sino de todos nosotros, para fortalecer esa red de comunicación, valladar frente a los afanes naturales de exceso de los poderes formales y fácticos.

Hay que romper esa barrera mental personal que nos impide ejercer nuestro derecho a buscar información. En el 2013, a través del sistema Infomex Chihuahua solo se realizaron 5,176 solicitudes: solo un 0.15 por ciento de los chihuahuenses (3.4 millones) tuvo el interés de presentar una solicitud.

La estadística no es agradable ni habla bien del interés de los chihuahuenses por la transparencia, vehículo, que como ya dijimos, es esencial en el esquema constitucional de garantía del derecho de buscar información.