Columna de análisis crítico

martes, 21 de julio de 2015

Agenda periodística inmediata

Al colega Jorge Chairez Daniel, formado en la brega periodística en Ciudad Juárez, descanse en paz.

La conformación de una nueva legislatura federal es una oportunidad para avanzar en el fortalecimiento normativo de la libre expresión de las ideas, ya que en el tintero se encuentran múltiples aspectos pendientes que han sido desplazados a segundo término, en detrimento y riesgo del ejercicio periodístico.

La creación de una Comisión Ordinaria en el seno de la Cámara de Diputados, dedicada a revisar los grandes temas del periodismo y la libre expresión de las ideas, en sustitución de la Comisión Especial que ha funcionado a trompicones y sin seguimiento real en las últimas dos legislaturas, adquiere dimensiones relevantes, ya que es un llamado a constituir la principal caja de resonancia temática al respecto, crucial para enlazar los esfuerzos del periodismo organizado y la principal representación ciudadana, que desafortunadamente -hasta el momento- ha marcado distancia.

Sin recursos ni personal suficiente, la Fiscalía Especializada en Atención a Delitos contra Periodistas, se convierte en un elefante blanco al interior de la Procuraduría General de la República. Ni la actual administración ni las dos anteriores, visualizaron la relevancia de apuntalar al área especializada en atender los delitos que atentan contra la libre expresión. La consecuencia de ello es la impunidad, y de la mano, una invitación a que se continúen cometiendo delitos contra periodistas, comunicadores y personas que realizan cotidianamente actividades en prensa, radio, televisión o medios digitales.

La reglamentación al artículo 134 constitucional en materia de propaganda gubernamental se encuentra detenida desde 2007. En tanto, la publicidad sigue siendo utilizada como instrumento no solo de la comunicación política, sino para premiar favores o castigar líneas editoriales. Los Estados carecen de posibilidad de avanzar en esa reglamentación a nivel estatal mientras a nivel nacional se evite una decisión.

Es cierto que la reciente reforma en transparencia tiene muchas virtudes al ampliar los sujetos obligados y fortalecer el ejercicio ciudadano mediante la construcción de un órgano constitucional autónomo, sin embargo es necesario profundizar en el procedimiento, que aún continua siendo tortuoso y aletargado, con fases que permiten a las instituciones escurrirse en el tiempo y dar la vuelta a sus obligaciones de transparencia. Los plazos tienen que ser de nuevo revisados.

La ley de seguridad social para el periodista es otro de los grandes pendientes legislativos. El ejercicio ocurrido en Guerrero desde hace una década debe ser replicado al resto del país. La función de los comunicadores y periodistas debe ser considerada vital en una sociedad democrática y por tanto de interés social y público. La protección elemental a los periodistas contribuye a fortalecer su independencia y objetividad, amén de que se constituye como un reconocimiento social a su actividad, la cual en la generalidad y con sus excepciones se encuentra deficientemente remunerada.

Como se observa, la nueva legislatura -que habrá de asumir próximamente- tiene una agenda cargada de pendientes por revisar. Creo que debe empezar -al menos y como una muestra de sensibilidad y decisión- por la creación inmediata de la Comisión Especial, para crear ese foro necesario e indispensable en San Lázaro, que servirá de caja de resonancia para impulsar el resto de la agenda.

Si empezamos por lo menos, pero de inmediato, creo que podemos ir por lo más. La Comisión no requiere más que la voluntad política de los grupos parlamentarios, como aconteció en el pasado con el tabasqueño Gerardo Priego o la guerrerense Beatriz Mojica, legisladores que en su momento se convirtieron en impulsores de la libre expresión desde la Cámara de Diputados.

Si no se empieza por lo menos, no vamos a ir por lo más. Como ocurrió en la actual legislatura que está por terminar.


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