lunes, 23 de abril de 2012
Luto e indignación
Estupor. Indignación. Hartazgo.
No hay descripción posible al sentimiento que brota por el asesinato de dos entrañables amigos, Javier Salinas y Javier Moya, periodistas ambos, hombres de bien, trabajadores, idealistas, fundadores del Foro de Periodistas.
La cuota de sangre se vuelve insoportable. No hay fin a la ola de violencia provocada por el crimen organizado.
La sociedad secuestrada agoniza ante los embates crudos, criminales.
Es cierto, la autoridad ha sido rebasada, ante la incompetencia federal de hacer frente efectivo a la delincuencia, que por disposición constitucional y legal debe combatir.
Ante los crímenes, un múltiple crimen, el gobierno de la república calla. El Presidente Calderón se ufana de los avances de la lucha contra el crimen desde Veracruz, rodeado por las fuerzas armadas.
Pareciera que en Chihuahua no ocurre ni ocurrió nada. Salvarcar, Creel, Chihuahua y otras vez la ciudad de Chihuahua, no le dicen nada.
Tienen razón: los compañeros han sido víctimas circunstanciales. Hasta el momento así parece ser. Sin embargo, el gremio periodístico se siente atacado, vulnerado.
Ya nos sentíamos así desde antes con David García Monroy, otra víctima reciente, mismas circunstancias. Incluso antes. Los nombres están presentes.
A nivel nacional el problema se agudiza.
103 periodistas han fallecido en las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón. No todos tienen que ver directamente con ataques a libertad de expresión, como creo es el caso, pero indirectamente por supuesto que están relacionados: la sociedad pierde una voz crítica, una esperanza de comunicación, un talento periodístico: eso es más que suficiente para pensar en un ataque a todos los que aportan su voz por los que carecen de ella.
Son dos periodistas más que son acallados por la violencia que como sociedad hemos alentado, reproducido, cobijado y que aún no hemos tomado la decisión de corregir y eliminar.
La manifestación de dolor realizada por las organizaciones periodísticas y de comunicación en un desplegado abierto, sintetizan el agravio y las demandas: justicia, y para ello, el esclarecimiento inmediato, la atracción federal del caso, la protección de las familias, las medidas para evitar un nuevo atentado contra los chihuahuenses, que hoy como comunidad, estamos de luto, sumamente tristes e indignados.
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