Columna de análisis crítico

martes, 30 de abril de 2013

Desconfianza ministerial federal

Debe reconocerse que hasta la fecha el Estado Mexicano no ha podido resolver con eficacia el combate al crimen organizado, particularmente aquellos delitos contra la salud. Pero aún más: la confianza que la población tiene en la institución persecutora de los delitos del fuero federal se encuentra por los suelos, producto de la descoordinación interna y personal que no cumple con el perfil requerido. Esa baja confianza provoca que no se denuncien los delitos por parte de la sociedad, con lo cual la autoridad queda sin conocer una gran parte de las conductas desplegadas por criminales que generan zozobra y angustia en la comunidad. Estas aseveraciones forman parte de los argumentos presentados por Jesús Murillo Karam, titular de la Procuraduría General de la República, ante el Senado, en busca de una reforma integral al Ministerio Público. Con esta reforma, se busca impulsar un combate eficiente a los delitos, particularmente a los de mayor impacto, en este caso aquellos relacionados con narcotráfico en sus diversas variables. Del total de delitos denunciados ante la Procuraduría, al menos un tercio tiene que ver con conductas vinculadas a ellos. La reforma busca reducir la falta de coordinación con la creación de cinco unidades regionales con logística e infraestructura similar a la oficina federal: contarán con servicios jurídicos, logísticos, de inteligencia, laboratorios y cuerpos de tarea especializados que servirán de apoyo y soporte a la operación. La propuesta busca fortalecer los servicios periciales, investigación, prevención y profesionalización de los agentes del ministerio público, dentro de los cuales destaca revisar la capacidad para solicitar a la autoridad judicial órdenes debidamente argumentadas, a efecto que resulten procedentes. Se trata de evitar pifias como la ocurrida con el Michoacanazo, donde más de veinte funcionarios estatales y alcaldes fueron detenidos por supuestos vínculos con el narcotráfico para luego ser liberados. Asimismo, con el reconocimiento de que los controles y la organización interna, son deficientes, se pretende revisar a profundidad la congruencia de los perfiles de puestos con el personal actualmente en funciones, para mejorar la coordinación, mando y estructura. Es cierto, el fenómeno de violencia producto de la lucha de carteles por el control de plazas tiene orígenes internacionales. Mucha de la solución atraviesa por el fortalecimiento de los vínculos de coordinación con otras naciones, particularmente Estados Unidos y la Unión Europea, el primero por el flujo de armas y el trasiego de droga, y el segundo por la presencia de múltiples ramificaciones y diversificación del crimen organizado. Sin embargo, la solución empieza hacia el interior del mismo organismo ministerial, como se propuso adecuadamente. La solución primero en cada para fortalecer la confianza y luego, en base a ese fortalecimiento, optimizar la coordinación internacional, basada, por supuesto, en la inefable confianza. http://robertopinon.blogspot.mx/