El mundo enfrenta el cambio climático con posiciones encontradas de las grandes potencias, en relación con políticas públicas que incentiven en los diversos sectores productivos la disminución de la emisión de gases con efecto invernadero.
Es necesario un acuerdo internacional generalizado para disminuir el calentamiento global, provocado por la retención de la energía solar, que virtud a estos gases, es retenida en la tierra.
Sin embargo, mientras las grandes naciones se ponen de acuerdo y anteponen los intereses de la comunidad internacional en detrimento de su crecimiento industrial basado en el uso de energías no renovables, las ciudades deben adoptar acciones micro- ambientales para propiciar cambios que mejoren la calidad de vida.
Chihuahua es una entidad federativa donde el agua tiene un gran valor ante su escasez. Aunado a ello, su clima extremo provoca que sean pocas las especies de flora que puedan sobrevivir.
En febrero pasado se presentó un fenómeno climatológico que congeló a sesenta mil árboles, tan solo en la capital del Estado, lo cual representa una grave pérdida en función de la importancia que revisten en el equilibrio ecológico comunitario. Por si sola la cifra resulta impactante.
Pero más impactante resulta saber que un árbol tiene un gran valor: amortigua la lluvia, da sombra, regula el clima, reduce la velocidad y filtra el viento, secuestra el bióxido de carbono, abaten el ruido: en suma, mejoran la calidad de vida en su entorno.
Por este motivo, resulta apremiante asumir acciones y políticas públicas para rescatar el grave daño provocado por la pérdida de miles de árboles a principios de año, como ha venido ocurriendo con la plantación de doce mil árboles en los últimos meses por parte del ayuntamiento de Chihuahua.
Es cierto, no es suficiente. Se requiere la participación de todos los sectores de la comunidad, como lo hizo ver el mismo presidente municipal Marco Adán Quezada Martínez, al rendir su primer informe de gobierno.
Se trata no solo de un tema ecológico, se trata de hacer comunidad: de mejorar la calidad de vida, en un entorno de participación comunal, donde todos debemos comprometernos. Es una decisión de vida ante la cual no podemos ser indiferentes.