Columna de análisis crítico

martes, 19 de marzo de 2013

La opción por los pobres

"En recuerdo a mi entrañable amigo Wu Yangheng, con gran cariño y aprecio. Un hombre honesto, de una sola palabra, intelectual y filósofo de la vida, que se enamoró de Chihuahua, periodista del mundo" Las primeras palabras del nuevo Papa Francisco tienen que ver con su vocación jesuita, la opción por los pobres. La declaratoria del dirigente de la Iglesia Católica frente a la prensa llamó la atención mundial, porque era un discurso, el de los pobres, que ya no eran tan continuamente utilizado, porque representa una estrategia discursiva de la izquierda eclesiástica representada por la teología de la liberación, donde destacan principalmente sacerdotes de la orden Jesuita. El discurso por los pobres alienta la lucha de clases por la vía armada, como ocurrió ya en los sesentas en Latinoamérica, antes las grandes revoluciones sociales en el mundo con la creación del estado socialista; el siglo antepasado produjo los planteamientos filosóficos que sirvieron de base a estos movimientos. La característica en Latinoamérica es que la iglesia de izquierda se involucra activamente. Más recientemente en la guerrilla chiapaneca, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se cobijó fuertemente en ese sector de la iglesia, apenas en 1994. La opción por los pobres ha sido un instrumento de control político y económico. Ha sido explotado recientemente por las instituciones políticas. El Partido de la Revolución Democrática, con su caudillo Andrés Manuel López Obrador la utilizo profusamente en las dos ocasiones que intentó llegar a la presidencia de la república, en primer lugar con un discurso incendiario y en segundo, con una estrategia de la república amorosa, siempre con el discurso subyacente de la redención de clases y el combate a la oligarquía económica. No es con discursos por los pobres como se van a encontrar mecanismos que reduzcan la inequidad en la distribución de la riqueza. Es con la inclusión de los que menos tienen en las oportunidades de desarrollo y mejora, tarea que compete a toda la sociedad -es cierto- pero primordialmente a la autoridad civil. Cuando el jerarca católico habla de los pobres en el tono que lo hace alienta la lucha de clases. Es una desafortunada frase que poco contribuye a que la iglesia católica se recuperé de los escándalos en que se ha visto involucrada, porque abre un nuevo frente, por cierto, muy peligroso. El problema no es la pobreza económica, es una parte del problema, más bien debemos referirnos a la pobreza moral de un pueblo, no desde un punto de vista estrictamente religioso, sino de voluntad, fuerza, decisión, empuje, para construir nuevas condiciones de armonía, desarrollo económico. Siguiendo a José Ingenieros, encontrar esa fuerzas morales, donde las personas, primero en esa individualidad, y luego de manera colectiva, se reencuentren, sean mejores moralmente.