La oportunidad
es un elemento indispensable del periodismo moderno, obligación del medio de
comunicación y derecho de las audiencias que esperan contar con información
oportuna para conformarse una opinión.
Tan
indispensable es la oportunidad, que los mismos medios de comunicación que
incumplen con ella en su contenido, se ven rebasados por el resto de los medios
que encuentran en este atributo la diferenciación indispensable frente al resto
de sus competidores en el mercado informativo.
Es cierto que la
misma Constitución mexicana señala como derecho de las personas acceder a la
información de manera oportuna, con mayor precisión en su artículo sexto, sin
embargo, más que atender a esta obligación, que sería difícil de sancionar en
su incumplimiento por lo equivoco del término, el periodista y el medio de
comunicación atienden más que todo a la fuerza de su compromiso ético y a la
natural competencia existente en ese mercado.
Sería un exceso
de intervención del Estado inventar un catalogo administrativo, civil o penal
para castigar la ausencia de oportunidad en la información publicada en medios
de comunicación, porque, ¿cómo sería esto? ¿Una noticia de ayer dejó de ser
oportuna? o, ¿una noticia ya difundida en radio, televisión o Internet, dejó de
ser oportuna para la prensa escrita? Aún más: ¿una noticia de ayer ya no puede
ser discutida en espacios editoriales o mesas de discusión, como el extinto
Tercer Grado, que analizaba temas de la semana?
La respuesta se
encuentra en que los temas jamás dejan de ser oportunos para su discusión,
cuando el periodista a través del medio de comunicación encuentra un ángulo
novedoso, oportuno: de esta manera, una noticia de hace ya varios años recobra
notoriedad cuando se vincula a un personaje actual, o sale a la luz un dato que
jamás se discutió o ventiló.
Mucho del
secreto de la oportunidad de los temas periodísticos se encuentra en la
creatividad del periodista, en busca de presentar al lector, mediante la investigación,
una nueva visión, con base en la profundidad del análisis. Esta es una apuesta,
por ejemplo, para el periodismo semanal o mensual, que mediante un equipo de
expertos periodistas retoma los temas olvidados por los medios masivos de
comunicación, como periódicos, televisión, radio o Internet, y los coloca de
nuevo en el escenario periodístico.
Un medio de
comunicación que se olvida de la oportunidad en sus contenidos, pierde terreno
valioso frente a otras empresas que si lo atienden, porque los lectores con su
pensamiento crítico y la velocidad de la información, perciben cuando se
enfrentan a una información retrasada: la sanción ante ello no es otra que
dejar de adquirir, observar o escuchar al medio de comunicación responsable,
con la consecuente afectación en circulación y su impacto publicitario.
Es cierto que
cuando hablamos de oportunidad, siguiendo al diccionario de la Real Academia Española,
hablamos de coyuntura, conveniencia de tiempo y lugar, y cuando nos referimos a
lo oportuno, es aquello que se hace o sucede en tiempo y a propósito, y cuando
conviene; es decir, de la información que acaba de ocurrir, que es reciente, y
que sin perder tiempo el periodista a través del medio la transmite.
Resulta ajena a
la oportunidad periodística el aprovechamiento de coyunturas o la planeación a propósito
de la información, en la cual subyace un interés político o económico, o de
cualquier otra naturaleza, más allá del interés periodístico por transmitir
información con motivo de fechas o acontecimientos cíclicos.
Un periodismo
ético jamás se presta al juego político para sancionar rivales o evidenciar
fallas, haciendo eco a posiciones ajenas a la información oportuna, necesaria
para conformar opinión crítica, indispensable en la construcción de un Estado
democrático: un medio de comunicación que se coloca en ese papel adquiere un
matiz de mero órgano de propaganda: contrario a ello debe ser un foro a donde
concurren –y chocan- las diversas opiniones e ideologías.
Por ello un
periodismo ético y profesional, cuando recibe información de interés para la
comunidad, sin dilación debe publicarla, previa confirmación a través de
diversas fuentes, y el obligado contraste o derecho de réplica, evaluando el
mayor o menor beneficio de transmitir el dato atendiendo el derecho inalienable
de las audiencias por acceder a la información.