Felicidades al Foro de Periodistas de Chihuahua y organizaciones como Sitatyr, Stir, Cirt, Colegio de Periodistas José Vasconcelos y demás que hicieron posible el foro que recabó propuestas para una auténtica ley que proteja al periodista y al comunicador.
“Un ser no esta completo hasta que no se educa”.
La educación es un elemento consustancial a la persona. Nutre de la experiencia del pasado para enfrentar los retos del presente.
La ausencia de educación, o la educación deficiente, nos convierte cada día en menos humanos, abandonando el uso de la razón.
Desde siempre, superado dicho estado primitivo, la organización social y sus instituciones dependen como eje central de la educación.
Por lo que hace al periodismo en Chihuahua, tomando un texto publicado por José Luis Jáquez, podemos decir que en estas tierras campeo “…el espíritu de rebelión y protesta sistemática…(en sus) hojas y panfletos periodísticos” pese a los esfuerzos porfiristas por construir un monopolio de control.
Chihuahua, al igual que el resto del país, tiene fuertes raíces de periodismo independiente, incluso de expresiones libres.
Existe entonces –y que estos ejemplos sirvan de muestra bastante superficial- una larga tradición crítica del periodismo empírico.
De esas fechas a hoy, el periodismo ha evolucionado.
Las prensas planas paradas con linotipo fundidos en plomo fueron sustituidas con la tecnología digital.
Si, la elaboración de los medios de comunicación se ha hecho más sencilla pero a la vez más compleja.
No es suficiente con aprender el oficio del periodismo y la comunicación. Hay que profundizar en el mismo, con el afán de perfeccionar y profesionalizar el ejercicio cotidiano de la crítica y la información, funciones ambas torales de nuestra actividad cotidiana.
Surgen entonces dos premisas: ser prácticos o empíricos del periodismo no es suficiente: requerimos una alta especialización: pensar en informar únicamente queda corto: es indispensable incursionar en la crítica, en la interpretación del acontecer: lo que se ha denominado como periodismo trascendente.
Salvador Borrego establece al respecto: “la noticia reside más en el significado del hecho que en el hecho mismo. Es el significado el que le presta importancia al suceso”.
Por tanto, no es suficiente, como hemos indicado, permanecer en la simple escala del espejo que refleja una realidad, sino crecer en la interpretación de los hechos sociales, económicos y políticos: convertirnos en augures de la realidad para presentarla a nuestros lectores, radio escuchas o televidentes.
Para ello requerimos cada día una mayor preparación: el instinto de periodista es un auxiliar clave en la tarea, pero resulta insuficiente ante la complejidad de las materias que todos los días abordamos
En el caso de la Universidad Autónoma de Chihuahua, el proyecto educativo relacionado con periodismo se fortalece en la rectoría del Dr. Sergio Piña Marshall.
Hay un reto a vencer. El nacimiento y muerte de los medios de comunicación.
Los medios de comunicación son empresas que viven de la audiencia y de la publicidad. Los periódicos venden ejemplares y publicidad; la radio, la televisión lo mismo, Internet y redes sociales siguen la misma lógica.
Esa audiencia se consigue en virtud de los contenidos y éstos son producto de la creatividad de los trabajadores de los medios de comunicación.
Sin educación nos limitamos a nuestro entorno pequeño y reducido: necesitamos binoculares que amplíen la visión, la hagan nítida y diáfana: necesitamos educación y por tanto, profesionalización.
Existe entonces un interés común de profesionalizar a la prensa, porque nutre de contenidos de un alto valor a la comunidad.
En este sentido, una política de protección a los periodistas debe caminar necesariamente por la profesionalización.
Pensar en medidas cautelares reactivas a las amenazas contra medios de comunicación y periodistas es insuficiente.
Los géneros periodísticos ofrecen una fuente permanente de creatividad e innovación, que hemos olvidado, virtud la celeridad e inmediatez de los medios de comunicación.
Calidad informativa que se nutre de la educación y profesionalización constante impulsada desde los mismos periodistas, medios de comunicación y Estado, quienes no pueden permanecer pusilánimes ante el deterioro de la masa crítica ciudadana.
Es indispensable considerar la obligación estatal en materia de profesionalización del gremio periodístico, bajo la premisa indiscutible de la enorme importancia que existe en la calidad informativa. Por ejemplo, afectar un presupuesto permanente, un porcentaje del gasto de comunicación, en un fondo destinado a capacitación y profesionalización.
Resulta inocultable que la calidad informativa sin duda fortalece los valores del Estado moderno: igualdad, transparencia, rendición de cuentas, ejercicio adecuado de la función pública y por supuesto, combate frontal a la corrupción e impunidad.
Siendo el Estado resumen y síntesis de la colectividad toda, no hay mayor beneficiario que el Estado mismo y la sociedad, en una prensa profesionalizada que ayuda directamente en el contrapeso del poder.
Una prensa profesional, estoy convencido, es menos proclive al chantaje del poder, y en mayor medida, fortaleza de nuestro sistema democrático (Extracto).
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