Columna de análisis crítico

martes, 26 de abril de 2016

Fortalecer la radio social


"Es un acierto que Enrique Serrano proponga fortalecer la recién creada fiscalía anticorrupción. La vía es, como sostiene, su independencia frente al ejecutivo, un órgano autónomo y ciudadano para perseguir la corrupción en todos sus niveles".

El estado tiene como obligación administrar adecuadamente los bienes de la nación, proveyendo a su mejor uso y eficacia, en beneficio de la comunidad. Nadie duda de ello.

Uno de esos bienes de los cuales debe cuidar es el espacio radio eléctrico, por medio del cual se transmiten las ondas hertzianas, hoy casi exclusivamente por frecuencia modulada.

Se trata de un bien peculiar, porque aún con el avance tecnológico -primero la televisión a mediados de la centuria anterior, y hoy con la red mundial de internet- representa el medio de comunicación más al alcance de la mano de las personas, por la economía del aparato receptor y su amplio alcance. Pero además, porque es instrumento que potencia la libre expresión de las ideas: espacio que debe ser receptor de las más plurales ideas y posicionamientos: vía para el fortalecimiento de la democracia y la construcción de una sociedad crítica y exigente.

Es una lástima que se haya preferido la frecuencia modulada por encima de la amplitud modulada, en aras de su más amplio espectro y riqueza para transmitir datos, voz e imagen, un beneficio económico y desarrollo tecnológico antepuesto a la bondad del mayor alcance de la segunda, cuyo alcance no era afectado por las grandes montañas ni las barrancas. Creo que se debió haber mantenido un sistema mixto, en beneficio de aquellas comunidades localizadas en zonas inaccesibles para la frecuencia modulada. Aún más, la amplitud modulada podría seguir teniendo un uso público y social de mayor magnitud.

Éste bien, el espectro radio eléctrico, puede ser sujeto a concesión -los permisos se eliminaron- con fines comerciales, públicos o sociales: por un lado promover la creación de empresas, el uso de instituciones públicas -preferentemente educativas- y por último, el acceso de la base social, la organización de la sociedad, a la transmisión de señal con fines comunitarios.

Cada concesión, sin importar su tipo, debe cumplir con ciertos requisitos para ser otorgada. Es entendible, incluso que la mayor cantidad de candados se encuentre en las concesiones de tipo comercial, por la persecusión natural de lucro, y las del sector público, por la posibilidad de ser utilizadas con fines de propaganda gubernamental -que nada abona a la construcción de una sociedad democrática plural y heterogenea-.

Sin embargo, la ley establece similares requisitos para la radio social comunitaria. Es cierto que se prevé el apoyo y la asesoría, incluso la donación de equipo confiscado a la radio ilegal, pero no es suficiente.

Nada más el año pasado más de ciento cincuenta estaciones de radio pirata fueron desarticuladas. Muchas de ellas -quiero pensar- brindaban un servicio desinteresado de comunicación a ciertas comunidades. Incluso, porque no, eran necesario desfogue político de expresión comunal.

Quien violenta la ley con fines de lucro -sé que algunas de esas estaciones de radio comercializaban sus espacios- esta cometiendo un mayor ilicito que quienes, sin esos fines, sirve de enlace y único medio de comunicación en lugares tan apartados de la urbe, que se convierten en necesarios e indispensables. Incluso en las grandes ciudades, la radio es un extraordinario medio de comunicación de aspectos locales, comunes, que a las grandes cadenas de comunicación no interesan o, bien, no alcanzan a sentir, como sería el caso de una radio más apegada a las necesidades especificas de demarcaciones urbanas olvidadas, grandes conglomerados humanos inconexos.

Sería -lo es- deseable, que la autoridad flexibilizará la concesión con fines sociales y comunitarios, promoviendo radio que atienda esas necesidades sentidas de comunicación. La nueva ley en la materia ya prevé que la radio pública pueda comercializar exclusivamente vía patrocinios -que no comercialización de mensajes-. Lo mismo debe autorizarse a la radio social, para alentar su crecimiento y desarrollo tecnológico.

Es correcto. No debe protegerse la ilegalidad. Sin embargo la autoridad debe tener el sentido social de promover la regularización y el cumplimiento de la norma, apoyando más y flexibilizando requisitos, para enriquecer la radio social, como un indispensable espectro ricamente plural.

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