Columna de análisis crítico

lunes, 9 de mayo de 2011

¿Cuál es el pecado de Juárez?

Uno de los temas torales en el funcionamiento de las naciones es la distribución de los recursos económicos y la generación de igualdad de oportunidades en las distintas regiones.
Esto tiene que ver con las políticas centralistas que abandonan a su suerte a las regiones más alejadas y luego, en el colmo, las estigmatizan, como ocurre actualmente con ciudad Juárez.
El tema resurge en voz del gobernador de chihuahua César Duarte Jáquez que frente a la clase política y social del estado reclama este abandono, cuestionando de manera emotiva ¿Cuál es el pecado de Juárez?, con motivo de la conmemoración de la Toma Revolucionaria de la ciudad, hace cien años.
“¿Haber sido refugio de la república?, ¿haber fungido como el espacio que tuvo Benito Juárez para defender la república y a la nación?, ¿haber sido aquí la definición de la última batalla de la revolución que consumó la renuncia del régimen?”
“¿Haber logrado la revolución industrial contemporánea, con la industria manufacturera y ser el más competitivo de la república? ¿Dar cobijo a miles de compatriotas que han sido víctimas del modelo económico y que aquí encontraron espacio de trabajo y desarrollo?”
“¿Haber generado empleo pleno para el desarrollo de la región, la falta de oportunidad que muchas regiones expulsaron y que hoy son juarenses, ¿ser competitivo? y con ello hoy tiene un gran costo social, ¿o haber sido resistentes por décadas a las políticas públicas insensibles del desarrollo social armónico con el desarrollo industrial?”
“¿Soportar el prejuicio a veces centralista de ser una entidad desarrollada y rica y por ello no merecer la inversión para superar los rezagos que hoy nos cobra la violencia?”
Es cierto. Juárez vive una situación de abandono que se agudiza con la violencia exacerbada y el consecuente deterioro económico, ante un gobierno federal reactivo que no asume de manera asertiva su responsabilidad en el combate a los delitos del fuero federal, y que solo reclama un accionar de las entidades federativas y municipios, con la paradoja de que carecen del recurso económico y la fuerza policial para hacerlo.
Eso lo sabe la federación. Sabe de esa incapacidad lógica para enfrentar al crimen por parte de las entidades y municipios, y aún así insiste en ello, pero no solo eso, asume que este es el fondo de la inseguridad, cuando en realidad lo es la política errática asumida por el gobierno de la república, que en el colmo de los males asume acciones de simple maquillaje para Juárez, con lo cual se ahonda el problema social y con ello se perpetua la violencia.