Columna de análisis crítico

lunes, 24 de octubre de 2011

Papel lamentable

La verdad ante los medios de comunicación, y ya no digamos solo ante ellos, sino de frente a la sociedad entera, es fundamental para las instituciones de gobierno.
Mentir no es opción para ellas, por lo cual resulta improbable que ocurra, salvo que se piense en los riesgos que esto representa y el servidor público esté dispuesto a asumirlos.
Parece que esta es la opción que la presidencia de la república ha asumido con el escándalo que el mismo Calderón ha desatado con declaraciones irresponsables ante medios de comunicación internacionales.
Entrevistado por el New York Times, el reportero simplemente cuestiona ¿el PRI tenia esa reputación?, luego de que Calderón afirmó que el régimen político autoritario se pensaba que arreglándose con los criminales no pasaba nada.
Ocurre que en la transcripción que Presidencia de la República hizo circular a nivel nacional se omite la pregunta. Y luego se asume que fue la prensa quien realizó la declaración que señalaba nexos entre el PRI y el crimen organizado.
La verdad es que no ocurrió así. Fue el Presidente quien realizó la declaración y debe asumir las consecuencias.
La cuestión es que el presidente es el titular del ejecutivo federal, y como tal, quien debe garantizar la persecución de los delitos, particularmente los que tienen que ver con crimen organizado.
El problema es que no es así. Desde que asumió su poder ha establecido que el combate al crimen organizado corresponde a las entidades federativas.
Los mensajes de radio y televisión en relación con operativos en Veracruz y Guerrero así lo reconfirman, donde afirma que son las entidades quienes han solicitado el auxilio federal.
No entiendo esto. El crimen organizado y delitos contra la salud corresponden al gobierno federal, pero no los combate salvo solicitud de las entidades federativas.
Es omiso al respecto. Los delitos señalados corresponden a la federación, pese a ello espera una solicitud estatal y luego se presenta como salvador. La explicación es meramente mercadológica.
Calderón está buscando salvar puntos en el posicionamiento ante la opinión pública sin importar mentir ante la opinión pública nacional e internacional.
Es un juego tramposo: se asume Calderón como el combatiente salvador contra el crimen organizado, cuando es su responsabilidad y ante ello ha sido irresponsable.
No importando esto, manipula una entrevista ante el New York Times, para enlodar al rival político en las elecciones del próximo año.
Sera Calderón, finalmente, víctima de sus propias declaraciones, irresponsables, porque se quedan en el simple rumor, papel lamentable de quien detenta el poder ejecutivo.