martes, 29 de mayo de 2012
Intolerancia y mesianismo
Intolerante y mesiánico llamó Javier Sicilia a Andrés Manuel López Obrador, en una declaración que provocó en el candidato presidencial perredista una reacción inesperada, al responder airadamente a una de las asistentes que él si es demócrata, y no violador de los derechos humanos, como se le recriminó por las acciones que han acontecido en Chiapas, Guerrero y Michoacán, entidades gobernadas por su partido político.
La posición de Sicilia en torno a los candidatos Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota era esperada; el primero es el puntero y la segunda carga el desgaste de la incapacidad de Felipe Calderón para enfrentar el crimen organizado y resolver el problema de pobreza.
Pero tocar a Andrés Manuel en un evento de resonancia nacional e internacional constituye un elemento interesante, sobre todo los conceptos referidos al mismo: intolerante, mesiánico: buscador de revancha sin matices: incapaz de la autocritica y de asumir su liderazgo para castigar abusos en su partido y en los gobiernos que han encabezado sus compañeros de militancia.
Esa intolerancia delineo a Andrés Manuel en 2006 y lo llevó a la derrota, porque fue un tema recurrente para sus opositores: el famoso peligro. Para 2012 intentó generar una imagen mercadológica distinta con la estrategia de la república amorosa, que al final cae por su propio peso en el primer debate y la desesperación por repuntar al segundo lugar, que de manera precaria ya consiguió.
Esta intolerancia tiene conexión con los otros conceptos: la revancha sin matices: intentar el poder para desaparecer al adversario, eliminarlo de la escena, partiendo de que todo lo que se ha hecho está mal.
Una revancha que no encuentra acomodo en un contexto democrático: resulta el mismo término una contradicción con todo el proceso de construcción de un andamiaje de competencia demócrata, que significa tolerancia que no impunidad ni complicidad.
Pero no es todo. Sicilia fue punzante. Le señala a Andrés Manuel su incapacidad para la autocritica: todos están mal menos Yo. Todos son corruptos menos Yo. Solo Andrés Manuel pertenece a una clase política que no tiene lastres de corrupción: nunca existió el señor de las ligas René Bejarano. Y con él sus correligionarios. Por eso no acepta la crítica de Sicilia y de quienes reclaman violaciones a derechos humanos en Chiapas, Guerrero, Michoacán.
Por eso, el poeta le llama mesiánico: por esa confianza inmotivada o desmedida que se profesa en sí mismo el candidato perredista.
Una confianza desbordada que lo lleva a múltiples excesos no solo discursivos, sino en los hechos: plantones y tomas con gran afectación al interés público, como ocurrió en Tabasco con los pozos petroleros y en 2006 en Paseo de la Reforma: un mesianismo, que ni dudarlo, puede llevarlo a intentar desde la presidencia un acto digno de ese estatus convertido en megalomanía.
Solo le falto a Sicilia un término, el de la incongruencia: ¿Cómo puede afirmar Andrés Manuel que puede gobernar, generar empleos, reactivar la economía, mejorar la educación, acabar con los corruptos cuando se rodea de personajes como Flavio Sosa que mantuvo en vilo a Oaxaca, destruyó la economía, paro la educación, provocó miles de perdidas en empleo y al último acabó como diputado, colgándose de un movimiento magisterial que pugnaba por un aumento salarial irracional?
martes, 22 de mayo de 2012
Universitarios, de la crítica al simple instrumento electoral
Tarde que temprano se devela el telón: Andrés Manuel se reúne con estudiantes en la emblemática Plaza de las Tres Culturas.
Ahí les habla de democracia, de una revolución pacífica, de continuar expresándose a través de las redes, pero sobre todo, de hacer proselitismo para su causa.
Participaron estudiantes de las distintas universidades, de la Ibero, de la autónoma metropolitana, del poli, de la UNAM: al grito goya le regalaron una playera de los pumas.
Obvia resulta la estrategia: parecía que Sola se había anotado un triunfo en la Ibero, pero resulta que no es así: primero la estrategia de golpeteo al candidato puntero, después las marchas y ahora, en un mensaje nacional, los estudiantes universitarios con Andrés Manuel.
¿Será que es posible hacer grilla partidista impunemente en las universidades o con los universitarios, tratando de utilizarlos, bajo el riesgo que ello implica?
Andrés Manuel los reúne y les pide compromisos electorales, como sus agentes proselitistas les da tareas: los convierte en instrumento político-partidista: les dice convenzan cada uno a cinco, no se vayan de vacaciones.
La Universidad implica precisamente la universalidad de ideas: la no conformidad con una sola forma de pensamiento, porque la heterogeneidad en la expresión de las ideas fortalece a las universidades.
El pensamiento crítico se alimenta de esa forma de pensar, de exponer las ideas, de no conformarse con las exposiciones políticas mesiánicas, como lo hace Andrés Manuel a sabiendas de los riesgos que implica trabajar política y electoralmente a los estudiantes: de sacarlos a la calle, de presentarlos ante la opinión pública: de utilizarlos en su propósito de buscar votos: cuando la intención del elector no le favorece, inteligente, calculador, se aprovecha del escenario y lucra electoralmente con uno de los eventos más desafortunados de la historia reciente: incluso, protagonistas de antaño se lucen con él en el pódium, lo arropan y catapultan: el 68 convertido en un instrumento electoral.
No se merecen las Universidades y los estudiantes ser utilizados electoralmente: se merecen ser el centro de discusión, debate, pero no ser presa del lucro político, como parece confirmarse con el arrebato protagónico lopezobradorista.
Las Universidades deben reconfirmarse en la preservación del foro, del mayor foro de discusión nacional: donde se analicen, refuten y señalen las distintas políticas públicas de los candidatos, desde el argumento construido, la razón expresada en el pensamiento libre del estudiante universitario, confrontación a la vez pacifica y violenta de las ideas, contradicción justificada en el campus del saber, que no admite ser rehén de propósitos inmediatistas con efectos mercadológicos, espacio que no merece un tratamiento simplista desde el utilitarismo electoral, escenario que exige respeto y no admite incursiones irresponsables y de simple utilería como hizo Andrés Manuel.
domingo, 13 de mayo de 2012
Adiós a la República amorosa
La república amorosa acabó en 120 minutos de debate. No tenía mayor futuro electoral sostener una farsa idílica por parte del abanderado del Partido de la Revolución Democrática Andrés Manuel López Obrador: la campaña no despegaba y había que dar un golpe de timón: tenía que radicalizar su postura.
Por ese motivo, dedicó su tiempo en el primer debate a desacreditar al candidato puntero Enrique Peña Nieto y a desenmascarar un complot entre Presidencia de la República-Partido Acción Nacional y Partido Revolucionario Institucional, buscando colocarse mediáticamente en el segundo lugar.
Las alusiones directas hacia el candidato priísta de un contubernio con Carlos Salinas de Gortari y Arturo Montiel, campearon las alocuciones lopezobradoristas, reminiscencias de las mismas acusaciones proferidas hace seis años: no hay novedad en el lenguaje político, después de superar la estrategia mercadológica amorosa.
Para explicar la supuesta impunidad del puntero electoral, Andrés Manuel acude al argumento del complot: donde el PAN ya no le sirve a los intereses facticos y por ese motivo decide virar hacia el PRI: explicación superficial y propia de una paranoia electoral, que no encuentra el camino para superar la diferencia de votos que le permita superar, al menos, al segundo lugar, del cual por cierto se encuentra muy cercano –a menos de 2 puntos de diferencia-.
Decir que el PAN-Felipe Calderón han decidido cobijar al candidato priísta es un tanto cuanto infantil, ya que desde la administración federal se ha intentado por todos los mecanismos legales –caso Michoacán, caso Coahuila, caso Hank- buscar elementos para acusar no solo al PRI, sino al mismo PRD, de acciones ilegales: ¿de dónde puede entonces tener asidero una acusación de un complot PAN-PRI para llevar a Enrique Peña Nieto al poder?
Incluso, presidencia de la república ha buscado fortalecer las áreas de investigación penal electoral, colocando verdaderos sabuesos en aspectos financieros para cuadrar cualquier tipo de violación priísta, en una estrategia perversa que utiliza a la Procuraduría General de la República como arma electoral. ¿Cómo explica esto Andrés Manuel en su teoría del complot?
¿Será que teniendo elementos el PAN-Presidencia de la República simplemente calla para preservar canonjías? ¿Felipe Calderón renuncia a colocar en aprietos al candidato puntero, cuando ha demostrado su afán protagónico, liderazgo a toda costa para refrendar a su partido en el poder, aún violando las normas electorales de manera flagrante?
Es una lástima que Andrés Manuel haya perdido su tiempo atacando y asumiendo una posición de complot, en lugar de aprovechar el tiempo, por ejemplo, para anotar la criminal decisión macroeconómica de Felipe Calderón de sostener reservas internacionales por 152 mil millones de pesos, en vez de incentivar el empleo vía mayor inversión pública, con lo cual se podría buscar abatir la pobreza indignante que campea en el país, como consecuencia de privilegiar una despiadada política neoliberal, que genera estabilidad a costa de la miserable condición de millones de mexicanos.
lunes, 7 de mayo de 2012
Un árbitro descuidado
Desafortunado el Instituto Federal Electoral en la organización del primer debate presidencial. No solo fue la presencia de la playmate mexicana, sino una organización previa, durante y posterior, lamentable.
Fue escasa la difusión de los canales por los cuales se difundiría el debate. La atención del IFE y de la clase política se dio en torno a la decisión legal de Televisión Azteca de negarse a difundir por sus canales estelares, en lugar de realizar una profusa campaña para ubicar el horario y los canales de televisión y estaciones de radio.
Esta ausencia de comunicación provocó, sin duda, una baja en la audiencia de la discusión política de los candidatos a la presidencia de la república, inexplicable si se toma en cuenta que el IFE dispone de una cantidad importante de espacio para posicionar el debate: esto es, por un lado se acusó a Televisión Azteca de asumir una posición contraria a la democracia, mientras desde el órgano electoral la difusión prevía fue escasa, sino nula. El IFE se limitó a señalar que las estaciones y canales de radio y televisión serían dados a conocer a través de la página web.
Durante el debate, los canales de televisión tuvieron la posibilidad de interpretar en el momento las participaciones de los candidatos. Este hecho, sin duda, merece un estudio aparte, porque al colocarse cintillas anotando –desde una visión periodística respetable sin duda- se orienta al televidente en la interpretación de los contenidos. Lo ideal es que la señal hubiese sido respetada íntegramente, sin ningún tipo de producción desde las casas televisoras, con excepción de un logotipo discreto que identificara al canal.
Adicionalmente, durante el debate hay varios detalles: una conductora que hace las veces de moderadora y que apuradamente tiene que tomar las preguntas, depositadas en papelitos, significa un riesgo innecesario, en donde una distracción pudo haber provocado error, con las consecuencias irreparables que eso significa, como ocurrió con Andrés Manuel cuando coloca de cabeza una foto; por cierto, una moderadora que se limitó a leer las preguntas y dar el orden de participación, sin reordenar el debate de quienes olímpicamente ignoraron los cuestionamientos, como ocurrió con el Peje: otro, la edecán, ex portada de Playboy, deja manifiesta la poca seriedad en la producción del debate de parte del mismo Instituto Federal Electoral, en una visión sexista, denigrante, pero atractiva al respetable, un destello para prender la polémica en las redes y una provocación para Quadri, al final una disculpa tímida: una más, las salas adyacentes con invitados, sin antes cuidar el aislamiento de la sala del debate, la cual fue bombardeada de susurros insistentes, risas, aplausos y otras manifestaciones, distracciones adicionales, innecesarias.
Al terminar el debate, la ausencia de precaución para la salida de candidatos, en escalinatas repletas por el equipo panista, que provocó con insultos al candidato Enrique Peña Nieto, pudo haber derivado en una confrontación, también situación innecesaria.
Queda de manifiesto que la comisión responsable de organizar el debate se limitó a conformar el acuerdo marco con los representantes de candidatos y contratar una empresa para la producción, sin cuidar el detalle fino que genera éxito en este tipo de ejercicios democráticos.
Como se observa, no se cuestiona el formato, que aún con la rigidez estructural, permite la discusión y el contraste, así como la presentación de propuestas, pero sí se cuestiona el abandono en la organización: por lo demás, Quadri-ciudadano ausente e ignorado, Andrés Manuel y Josefina dedicados a golpear al puntero, y Enrique Peña Nieto, sacudiéndose los señalamientos, cuestionando a sus adversarios y proponiendo.
Los números en las encuestas no se mueven significativamente. Esta es la forma, el fondo, ese es otro análisis en relación con este debate. Lo lamentable es que asistimos a un juego con un árbitro, el IFE, sumamente descuidado.
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