Columna de análisis crítico

jueves, 12 de septiembre de 2024

Si era un peligro para México

La política es el arte de lograr y permanecer en el poder a como dé lugar, sin hacer caso a la moral o a cualquiera de los valores que en ella sean pregonados.

Para la política la moral es un árbol de moras.

Lamentable definición esta de la política, pero realista, cuando se había construido en México a lo largo de los años un estado democrático de derecho funcional, bajo una definición idealista de dicho concepto.

En esta última concepción de la política nacen las democracias, sistemas de gobierno imperfectos, al permitir la mayor libertad posible aún con el yugo de un pacto social obligatorio producto de la organización social, en donde todos cedemos parte de nuestra libertad en aras del interés común.

Esa imperfección llega a tal grado que permite incluso que un populista llegue al poder y utilice esa vía democrática para construir el país de un solo hombre, una dictadura, como ocurrió en Venezuela y está en vías de ocurrir en México.

En la dictadura el Estado exige la cesión de todas las libertades.

Venezuela es una dictadura porque no se permite el disenso ni los contrapesos. La camarilla que gobierna con Nicolas Maduro esta apoderada de los tres poderes, el Ejecutivo, el Judicial y el Legislativo; no hay división de poderes, hay unión de poderes en un solo hombre.

Eso es lo que acaba de hacer Andrés Manuel con la reforma constitucional que acabó con el Poder Judicial, para apropiarse de la función jurisdiccional.

Al hacerlo acaba de destruir el único dique que tenía el exacerbado poder presidencial que ha venido edificando.

A partir de la entrada en vigor de dicha reforma, se acabó la independencia del poder judicial y con ella, podemos sepultar al México que hasta ahora hemos conocido.

Lo anterior, porque el ansía de poder es insaciable, inagotable; ya no le alcanza el tiempo a AMLO, pero su sucesora, continuará contra todas las instituciones que representen aunque sea un pequeño dique ideológico en contra de la implantación de un régimen totalitario.

Profundizarán su ataque a la educación pública, desterrando cualquier elemento científico; acabaran con las Universidades, colonizaran los sindicatos, etc.

Si era, al final de cuentas, un peligro para México.

Todos los sectores sociales serán afectados, no habrá ninguno que se salve de este cambio de sistema político.

Ni el ejército, que ahora colabora entusiastamente con la 4T, quedará intacto, partiendo de la premisa de que van por todo, como ya quedó demostrado.

Dentro de muy pocos años, al paso que caminan, no habrá México, ni de nombre; llegará la República de Macuspana, al remedo de país que tendremos.


 

domingo, 8 de septiembre de 2024

Dejar de lado lo técnico por lo político en la reforma judicial

La mayoría legislativa, el mandato popular, no puede ser base para una reforma de ley menos de carácter constitucional.

Es increíble, pero escuchamos al inicio de la Sesión de la Comisión del Senado que analiza la reforma judicial, a la secretaria de dicho órgano, algo así como que abordaría técnicamente de manera breve la propuesta para pasar al debate político.

No es el debate político el que lleva a recriminar la reforma caprichosa e insustancial, sino el apartado técnico, donde precisamente naufraga dicho intento golpista sobre el Poder Judicial y donde tiene su principal defecto.

Con las reservas en relación con el gran fraude a la ley cometido para socavar el genuino voto de los mexicanos, con la compra masiva y descarada del sufragio, nadie cuestiona las mayorías legislativas construidas, aún y cuando esté en tela de duda el actuar irresponsable de Guadalupe Taddei y Mónica Soto, en el INE y en el Trife.

Para empezar desde el punto de vista técnico no es posible legalmente cesar en sus derechos laborales a ministros, magistrados y jueces, porque tienen derechos adquiridos, que son fundamentales para proteger la independencia del sistema jurisdiccional nacional.

Detrás de esos derechos además está el servicio civil de carrera en el Poder Judicial, con funcionarios de menor rango que escalan conforme a un programa de capacitación y desarrollo profesional, mediante exámenes de oposición.

Escuchar a Citlalli Hernández, la exsecretaria del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, ahora en su papel de secretaria de la Comisión que dictamina la mal llamada reforma judicial, hacer a un lado el estudio técnico, confirma precisamente esa ignorancia con la cual se ha manejado la Cuarta Transformación en la pretendida reforma.

Citlalli elogió la propuesta de la reforma en términos políticos, no jurídicos. No podría hacerlo. Estudio ciencias de la comunicación, de lo jurídico no conoce ni pizca. No es su culpa, no es su perfil profesional, desde el cual pretende pontificar acerca de la reforma.

Contar con mayoría formal no otorga la razón al momento de legislar. La razón estriba en la pertinencia técnica y operativa que es soporte de la legislación, cualquiera que sea el tema.

La mayoría legislativa, el mandato popular no puede ser base para una reforma de ley menos de carácter constitucional. Ello habla de la poca capacidad técnica de quienes tienen en sus manos la agenda legislativa.