Columna de análisis crítico

lunes, 7 de marzo de 2011

Inaceptable porte de armas

El presidente Felipe Calderón sabe que cualquier decisión en torno a la posible portación y posesión de armas por parte de agentes extranjeros tiene que circular por la vía legislativa, no sólo por el aspecto político que el asunto contiene, sino por los impedimentos legales existentes.
Actualmente la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos impide que los extranjeros posean y porten armas, salvo cuando se trate de personas físicas que acrediten su calidad de inmigrado, un estatus especial que los agentes federales que actúan en México carecen, ya que implica la adquisición de derechos definitivos de residencia en el país: esto es, solo los nacionales pueden portar y poseer armas en territorio nacional.
Exista una razón histórica al respecto. Por supuesto las invasiones en los últimos dos siglos han hecho que la legislación mexicana sea inflexible con respecto al uso de armas por parte de extranjeros. Abonan a ello los conflictos bélicos internacionales de principios del siglo pasado y las incursiones punitivas en algunos puntos del país.
Además se trata de controlar el uso de armas a través de una liga o conexión natural para aplicar la ley, que es la nacionalidad y el arraigo en el territorio nacional. Se comprende, por supuesto.
Luego, habría que reformar la ley para permitir que agentes que trabajan para un gobierno extranjero posean y porten armas, para su protección.
Es un hecho que en el territorio nacional, por razones de estrategia global de combate al crimen organizado, permanezcan agentes realizando tareas encubiertas de inteligencia. No se ha afirmado abiertamente esta situación, pero es obvio que se hace en el marco de la cooperación que debe existir para enfrentar un fenómeno que trasciende las barreras geográficas de las naciones.
No está mal que así ocurra. Al contrario, debe reforzarse esa cooperación, partiendo de la base de que el problema ocupa a todos los países del mundo, y que los esfuerzos de persecución, arresto y sanción compete a todos los países.
Ninguna nación puede decirse ajena al problema. La droga que se cultiva y procesa en recónditos lugares del mundo busca por vía aérea y marítima los mercados más apetitosos de las grandes zonas urbanas, diversificando sus acciones ilegales hacia rubros como la extorsión. Por lo mismo existe y debe reforzarse la colaboración y coordinación en temas de inteligencia, en sus procesos de recabar y procesar la información, para posteriormente instrumentar estrategias comunes, en el respeto a las normas existentes en cada país.
Siendo muy tenue la línea entre autorizar el porte de armas para defensa y el porte de armas para participar en acciones directas, sería muy complicado el control por parte de la autoridad mexicana, aun considerando una modificación legal en este sentido.
Es más pertinente continuar con el esquema actual, donde no está permitido el uso y porte para extranjeros. El combate directo armado en todas sus modalidades debe continuar exclusivamente en manos de nacionales como ocurre en todo el mundo. El resto, cooperación, inteligencia, estrategia, apoyo en armamento y tecnología se justifica como un trabajo conjunto internacional. Lo demás sería inaceptable.

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