Columna de análisis crítico

martes, 10 de junio de 2014

Obligada apertura en radio y televisión

El derecho de las audiencias incluye un catalogo de buenas intenciones con cargo a los concesionarios y la vigilancia de las distintas instancias de gobierno, desde la Secretaría de Gobernación, hasta el mismo Instituto de Telecomunicaciones o el denominado defensor de las audiencias, que deberá ser instituido por los operadores de radio y televisión.
Dentro de estas garantías en beneficio de las audiencias se encuentra, como responsabilidad de los concesionarios, "recibir programación que incluya diferentes géneros que respondan a la expresión de la diversidad y pluralidad de ideas y opiniones que fortalezcan la vida democrática de la sociedad".
Este es el texto del numeral II, del artículo 251 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, esa misma que aún es dictamen solo autorizado por el Senado y que se encuentra por entrar a discusión y aprobación en la Cámara de Diputados.
¿Cómo debemos entender este numeral?
Primero que nada, se señala que es obligación de los concesionarios recibir la programación, como ya dijimos, con sentido de diversidad y pluralidad. Es así, luego entonces, que existe la posibilidad de que cualquier productor independiente acuda a las estaciones de radio y televisión y presente sus propuestas de programación. Deberán cuidarse los radiodifusores y las televisoras del pretexto con el cual le dirán que no a la difusión de dicha programación.
Esgrimirán algún argumento técnico de calidad audiovisual. Del contenido poco podrán señalar, ya que de acuerdo a su clasificación podrá ser transmitido en algún horario durante el día o la noche, salvo que de plano violente la normatividad existente en la materia, que al final termina siendo laxa y permisiva, en aras de proteger al máximo la libre expresión de las ideas.
Lo novedoso es que quienes prestan el servicio público de radiodifusión están obligados a recibir esa programación. Es cierto que existe producción independiente de calidad y diversidad, por parte de productores privados y públicos, sobre todo del área académica de las universidades de educación superior. Ellos tendrán una oportunidad para solicitar que sus producciones sean pautadas. Es necesario, en congruencia con la posibilidad legal de transmisión de dichas producciones, que el sector público canalice mayores recursos que alienten la creatividad en radio y televisión independiente o académica. Es una lástima que por el momento los recursos sean exiguos o inexistentes tanto en el ámbito federal como local
Ahora bien, esa programación que deben recibir debe ser de diferente "género", por lo cual debe entenderse, en términos técnicos como género televisivo o de radio, es decir, programas culturales, deportivos, novelas, no sé. La multiplicidad de géneros que pudiesen existir. También debe incluir la acepción género como equidad de sexos, temáticas femeninas y masculinas dentro de la programación.
Y luego, el apartado político, que estas programaciones representen diversidad de ideas y opiniones que fortalezcan la vida democrática. O sea que también podemos incluir propuestas de programación de opinión.
Este rubro de los derechos de las audiencias es bastante ideal. Lo cierto es que los concesionarios tratarán de cumplir con él señalando que dentro de sus barras de programación ya existe pluralidad y diversidad de géneros, ideas y opiniones. Por lo que, las nuevas propuestas que pudieran hacerse, podrán esperar y dormir el sueño de los justos.
Estoy convencido de que muchas radiodifusoras abrirán sus espacios a esta nueva posibilidad y podrán ser conducto de lo que puede ser un relanzamiento de los espacios de entretenimiento y cultura en los sistemas audiovisuales de radio comunicación. Los primeros en hacerlo bien pueden ser los medios públicos y sociales. La resistencia, obvio, será del apartado comercial o privado. Esperemos que no sea esta la reacción.
Veremos a la Secretaría de Gobernación y al Instituto Federal de Telecomunicaciones en el ejercicio de su obligación de tutelar esta garantía de las audiencias.


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