Dicen que en la época del presidente Obregón nadie se resistía a uno de sus cañonazos de cincuenta mil pesos.
El dicho popular retoma actualidad ante el intenso cabildeo desatado por el gobierno federal para sacar adelante su reforma eléctrica.
La decisión del operador Manuel Bartlett, actual responsable de la Comisión Federal de Electricidad, no se quedará solo en la presión diplomática o argumentativa.
Si alguien conoce las redes del poder y sus escondrijos es precisamente el exgobernador poblano y exsecretario de gobernación durante el gobierno de Miguel de la Madrid.
Era Bartlett el principal inquilino en el palacio de Cobían en aquellos años en que fue muerto Manuel Buendía, en una trama que involucra a muchos políticos de la época, incluido principalmente él mismo.
También ocupaba esa silla poderosa, donde transita presupuesto y personal de inteligencia e información cuando se descubre el Rancho Búfalo, cerca de Jiménez en Chihuahua, poco después de la muerte del agente norteamericano de la DEA Enrique Camarena Salazar. Las indagaciones también se enfilaron a la secretaria de Gobernación y a su titular, quien tenía a su cargo la terrible Dirección Federal de Seguridad.
Es entonces el hoy titular de la aún empresa productiva del Estado, un personaje sobrado en un área técnica. Lo suyo es la política y el ejercicio del poder al duro estilo del priismo más rancio.
Por ello no le son ajenas las técnicas de presión y disuasión para sacar adelante la reforma eléctrica, que le dará a la CFE el regreso del control que se fue distribuyendo a organismos desconcentrados y autónomos.
Se pretende esto aún y cuando se tiren al traste los avances en la edificación de un sistema de vigilancia y auditoria para regular el mercado en términos reales de competencia, fuera de las decisiones políticas del momento, incluyendo al poderoso sindicato.
No es casual que el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno, haya titubeado en rechazar de entrada la reforma, cuando tiene todos los elementos para hacerlo. Es un retroceso a la modernización del sector e impulso de inversión necesario e indispensable para enfrentar los retos tecnológicos. Ya lo sabe muy bien.
No necesita el ejercicio del parlamento abierto, ese es solo un pretexto. Hay demasiados expertos en el partido que ya han desmenuzado las consecuencias de la catastrófica reforma. Solo que no quiere escuchar. Quiere estirar la liga, aún y cuando con ello ponga en riesgo no solo el futuro inmediato y lejano del abasto de electricidad. Es el dardo envenenado con el cual estaría entregando de manera anticipada el 2024 y de paso martillando el último clavo sobre el ataúd del revolucionario institucional.
EN EL TABLERO. - El Foro de Periodistas de Chihuahua entrega el doce de octubre el Premio Estatal de Periodismo “José Vasconcelos”, en una indispensable muestra de reconocimiento y visibilización del ejercicio periodístico, baluarte de la libertad de expresión y pensamiento. La entrega es en el salón principal del Tribunal Superior de Justicia, donde su presidente, Pablo Héctor González Villalobos fungirá como anfitrión, con todos los protocolos de protección en época Covid. Están nominados, por categoría, en fotografía, José Luis González, Gabriel Barraza y Rey Enrique Ramírez; en entrevista, Edson Calderón, Luis Eduardo Lara y Jesús Quiñonez; en Crónica, Juan Adrián Macias, Jesús Quiñonez, y Oscar Viramontes; en noticia, Cristian Granados, Roberto Álvarez y Ricardo Holguín, y en reportaje, Martín Zermeño, Bernardo Islas y Karen Abigail Cano. Enhorabuena.
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