La Comisión Nacional de los Derechos Humanos es una institución ejemplo en su género.
Fue creada bajo inspiración del Ombudsman europeo, como un mecanismo gubernamental, autónomo, garante de los derechos humanos.
Se ha constituido en un organismo, que con sus limitaciones estructurales y financieras, ha restituido la prevalencia del respeto a los derechos humanos, frente a los abusos del poder público.
La creación de esta Comisión a través de una Ley, impulso la constitución en las entidades federativas de organismos similares, que en el ámbito estatal, pugnan por el respeto a los derechos humanos.
Es cierto. La Comisión Nacional tiene limitaciones. Desde el punto de vista jurídico, dos son fundamentales, la primera que solo puede emitir recomendaciones, las cuales no resultan obligatorias, sino llamadas de atención al sector público gubernamental federal, estatal y municipal, en estos últimos dos casos, cuando los asuntos son atraídos del conocimiento de las comisiones estatales.
Se ha discutido hasta donde los dictámenes deben o no constituir recomendaciones, y por que no elevarse a rango de resoluciones que obliguen al cumplimiento. La razón es que ya existen órganos del gobierno que atienden la violación a garantías individuales, entre ellas el juicio de amparo a través del poder judicial.
No podría por tanto existir en el mismo plano dos órganos que emiten resoluciones obligatorias.
Por otro lado, la insuficiencia de recursos económicos es otra limitante. El Congreso de la Unión ha evadido la responsabilidad de etiquetar porcentajes del presupuesto a los organismos autónomos, como el Instituto Federal Electoral o la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Un presupuesto ajeno a los vaivenes y caprichos de la política permitiría a las instituciones planear, ahora sí, en forma completamente autónoma, su desarrollo y supervivencia administrativa.
No es de dudarse que existan deficiencias en la integración de expedientes y en las indagatorias que realiza la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; sin embargo, es de reconocerse que no son la constante y si la excepción.
Actualmente la Comisión Nacional de los Derechos Humanos se constituye como uno de los principales aliados del periodismo nacional, en la defensa y protección del ejercicio de los comunicadores.
Urge fortalecerla. Para ello es necesario pensar seriamente en atender sus aspectos estructurales y financieros. Generalizar y llamarla ineficiente, me parece una acusación severa e injusta.
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