El tema es verdaderamente delicado pero de gran relevancia en busca de establecer la existencia de límites éticos y de responsabilidad social en el ejercicio del periodismo y de la libertad de expresión, o si éstos vagan libremente sin cumplir, ni aún mínimamente, con estas limitaciones personales o de orden comunitario.
La libertad de expresión es la posibilidad de manifestarse a través del habla o de la conducta misma, señas o signos, incluso el silencio, la ausencia de comunicación que también puede constituir expresión, sin ningún tipo de cortapisa.
El derecho, en el ámbito internacional, ha establecido, que si bien es cierto, la libertad de expresión no debe ser restringida arbitrariamente en forma directa o indirecta, y ha construido una profusa cantidad de criterios para salvaguardarla, jamás podrá ser sujeta a previa censura, las leyes de cada país podrán establecer reglas para que, en el marco de esa libertad, se asegure el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, la protección de la seguridad nacional, el orden, la salud o la moral pública.
Estas consideraciones ratificadas por el artículo treceavo de la Convención Americana de los Derechos Humanos tiene razón de ser en función de que las comunidades construyen reglas para funcionar en armonía, y que esas reglas deben permitir el funcionamiento adecuado de sus órganos de gobierno, con las limitaciones necesarias para evitar abusos de poder, construyendo mecanismos de control institucionales, formales y no formales.
Como los mecanismos formales pueden ser objeto de presión y manipulación institucional, los instrumentos no formales adquieren gran relevancia. Sin embargo, esto no quiere decir que se legitimen sus acciones de presión fuera del marco ético y social.
En el caso de WikiLeaks, un portal hospedado en Suecia y con dirección electrónica china, dedicado a difundir información clasificada mediante una base de datos, estamos frente a un caso de libertad de expresión y no periodismo.
Esta página no procesa información basada en los géneros periodísticos. No realiza periodismo. Difunde la información clasificada tal cual la recibe. El periodismo interpreta la información y la procesa mediante un estilo de redacción universalmente aceptado para hacerlo accesible a los lectores. Wikileaks la presenta tal cual es.
En el caso de las filtraciones publicadas por dicha página, el periodismo lo están realizando miles de periódicos digitales, impresos, televisoras y radio en el mundo. El hecho noticioso es la existencia de una organización dedicada a difundir por la web información clasificada así como el contenido de los cables por ella revelada y el proceso judicial domestico e internacional que le siguen los países que se dicen afectados por la divulgación de dichos cables, donde por cierto México no escapa en un tema sumamente sensible como es el combate al narcotráfico.
¿Viola Wikileaks diversas leyes nacionales e internacionales con la publicación de la información clasificada, vulnerando la seguridad nacional o el orden interno? Claro que lo hace. A nadie le queda duda.
La cuestión es hasta donde pone en riesgo los esfuerzos comunitarios de organización interna en los países para enfrentar sus problemas graves y delicados, subiendo información clasificada en forma indiscriminada, masiva, sin pensar en sus consecuencias.
La libertad de expresión y el periodismo tienen una alta responsabilidad social y comunitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario