Columna de análisis crítico

lunes, 9 de febrero de 2015

Pluralidad: imperativo ético

Partiendo de la base de que la pluralidad es obligación constitucional, legal y ética de los medios de comunicación, debe revisarse hasta donde y en que momento cumplen ellos con este imperativo, al abrir sus páginas o espacios, electrónicos o cibernéticos, a la opinión plural y necesariamente contrastada.

Es decir, la constitución en su artículo sexto impone la obligación de pluralidad a los medios de comunicación al establecer que toda persona tiene derecho al libre acceso a información plural y oportuna, así como a buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole por cualquier medio de expresión.

Legalmente la obligación se refiere particularmente a los medios de comunicación radio y televisión, y proviene del diverso articulado que compone la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, más especifico, del apartado atinente a los derechos de la audiencia.

Desde el punto de vista ético, los medios de comunicación están obligados, y así lo señalan múltiples y diversos códigos de ética de prestigiados medios de comunicación locales, nacionales e internacionales, que obligan moralmente al uso adecuado y estricto de las técnicas periodísticas, siempre buscando el contraste informativo.

¿De que grado o nivel de pluralidad estamos hablando? Más bien dicho, ¿Cómo debe entenderse esa pluralidad? A nivel macro o micro. Es decir. Puede decirse que el lector tiene la oportunidad de nutrirse informativamente de diversos medios de comunicación y de esa manera se le garantiza su acceso a información plural, ya que cada medio informativo tiene una visión periodística e ideológica, expresa o tácita.

O bien, puede pensarse en que cada medio de comunicación, sea de la naturaleza que sea, radio, televisión, prensa o periódicos digitales, tiene que ser obligadamente plural. Esto es, sus contenidos, desde una nota informativa, una entrevista o crónica, deben ser plurales o contrastados. No cumple un periódico con este nivel de pluralidad cuando de un fenómeno solo interroga y plasma la opinión de una parte y no de la contraparte.

Creo que los periodistas y los medios de comunicación deben aspirar a cumplir con este nivel micro de pluralidad: contrastar siempre su información, y de esta manera proporcionar pluralidad a sus lectores, radio escuchas o televidentes. Es cierto que muchos medios primero, un día, publican la opinión de una parte y al día siguiente insertan la opinión de la parte contraria o diversa. Me parece que es una técnica aceptable pero que en principio vulnera esa pluralidad inmediata.

Es cierto. No siempre es posible encontrar esa opinión contrastada, por impedimentos mil que pueden presentarse. Estas dificultades que no hacen posible presentar la otra opinión, deben describirse en el mismo cuerpo de información, por ética profesional y explicación al lector.

Puede defenderse el punto de que la obligación constitucional y legal –en este punto legal para radio y televisión únicamente- de que un ciudadano no puede quejarse en contra de un medio de comunicación por su parcialidad, cuando tiene la posibilidad de un amplio y variado espectro de medios que dotan de pluralidad al contenido informativo, todos los cuales están a su alcance.

Me parece que forma parte de la necesaria libertad de expresión y pensamiento, que los medios de comunicación adopten una determinada línea editorial, y a partir de ahí censuren actos o hechos del acontecer político, social o económico, línea editorial que al final se plasma en encabezados, sumarios, cuerpo de nota, fotografías, espacio y ubicación de la información.

Pero también, por imperativo técnico y ético, los medios de comunicación deben apegarse a los géneros informativos, donde la pluralidad es elemento esencial en una adecuada noticia contrastada, y por si misma es ingrediente necesarísimo en la diversidad de plumas editoriales que deben nutrir una publicación o espacio radioeléctrico.

Es cierto que un elemento que afecta la pluralidad, como otros aspectos esenciales del ejercicio periodístico, es la velocidad y oportunidad de la información: los medios de comunicación cada día compiten en términos de celeridad para llevar al lector la información, y esto hace que muchas veces, en aras de ganar la noticia u obtener la primicia, se vulnere el principio de pluralidad.

Por supuesto esto no debe ocurrir. A final, Internet, medios impresos, radio o televisión, gozan de peculiaridades que las hacen distintas y por ello, no resultan competencia directa, porque uno es inmediato y multimedia, el otro ofrece voz, grandes y lejanas audiencias, el otro tiene profundidad y esta impreso, y el último ofrece voz, imagen y grandes audiencias. Por lo mismo, creo, que el resto de los medios hace mal al adoptar la superficialidad de la noticia que el Internet ha implementado como recurso para enfrentar la dificultad de la velocidad e inmediatez.

Pienso que sí se debe atender al imperativo “pluralidad” que garantiza nuestra constitución. Pero más importante es apegarse al criterio ético basado en la auto regulación y desempeño técnico impecable a través de los géneros periodísticos, antes de obsequiar el mérito a una coacción jurídica que debe ser excepción y no regla, porque en su camino puede dar paso a múltiples atropellos a la libertad de expresión y de imprenta.












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