Resulta trascendente para el periodismo la firma del decreto que obliga al cumplimiento del Sistema Integral de Protección a Periodistas, por parte de los titulares de los tres poderes del Estado de Chihuahua.
Es cierto: el sistema debe estar basado en la buena fe y en la voluntad política de los suscribientes, pero su instrumentación se fortalece a través de su publicación en el periódico oficial y la asunción inmediata de las autoridades en el Estado, de manera obligatoria, y como recomendación por parte de periodistas y medios.
Se abre un paréntesis de análisis en relación con el sistema chihuahua de protección a periodistas, en el ámbito nacional e internacional, por la capacidad de esfuerzo horizontal para construir un esquema democrático, pero sobre todo, que tropicaliza la experiencia en el mundo y la aplica a una situación peculiar de guerra como la que vive nuestra entidad y el país entero.
El sistema, también debe reconocerse, no es la solución mágica a la grave problemática de inseguridad, pero aporta herramientas de autoprotección para evitar, en lo humanamente posible, una nueva agresión.
Siguen dos acciones, en lo inmediato y en lo mediato: por un lado bajar la información a los colegas así como sensibilizar a los cuerpos policiacos acerca de la importancia de la actividad periodística, y por el otro, empujar desde chihuahua iniciativas similares a través de la Convención Nacional de Gobernadores.
Es trascendente la firma del Sistema, porque servirá de modelo a nivel nacional, no solo en las entidades, sino en el mismo gobierno federal y Comisión Nacional de Derechos Humanos, para enriquecer los trabajos técnicos que ya realizan en torno a la materia.
Pero además, es trascendente, porque trasciende administraciones al tener carácter de decreto administrativo que seguramente será ratificado al valorarse su origen consensuado y el valor de los principios ahí resguardados: ética, responsabilidad, compromiso social, verdad, objetividad, independencia, derecho a la información, derecho de la información, protección a las víctimas, autoprotección, corresponsabilidad en la recuperación de la tranquilidad, entre otros.
La trascendencia implica también una ratificación del valor ético del periodismo hacia la sociedad, en momentos en los cuales se encuentra trastornada por la ola de violencia inédita que sufre.
El periodismo, como se señala en el Sistema, tiene la posibilidad de incidir, en una sociedad para que recupere valores.
A eso le apostamos al final de cuentas en un ejercicio de corresponsabilidad: la autoridad ratifica la implementación de políticas públicas y el periodista asume con madurez acciones de auto-protección, que van desde el ejercicio ético hasta las medidas de cuidado antes, durante y después de cubrir información de alto riesgo.
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