La transparencia es un mecanismo ciudadano de rendición de cuentas dentro de un sistema democrático de gobierno.
Tiene una doble función, porque a la vez que genera convicción de una especie de co-gobierno en el ciudadano al conocer la forma en que se están haciendo las cosas, provoca en él una corresponsabilidad al participar de la información, generando legitimidad en las acciones de sus representantes.
Esto es, la transparencia permite que se conozcan los documentos para que, a través de ellos, se llegue al conocimiento de las resoluciones de la autoridad, en sus diversas materias, ya sean administrativas, jurisdiccionales o legislativas.
Del estudio de la información se realiza una evaluación ciudadana, en el fortalecimiento de una especie de contraloría social, donde todos, –en teoría- todos, podemos conocer de todo, con sus excepciones muy definidas y acotadas no solo en el ámbito estatal, sino federal, con criterios que deben siempre privilegiar la máxima apertura en detrimento de cualquier opacidad.
La transparencia es una institución joven que deberá evolucionar al siguiente paso, que es la rendición de cuentas. En este sentido se podrá conocer no solo el que y el cómo, sino el porqué de la actuación pública.
Esta es la tendencia internacional en un esquema que rompe paradigmas ante la crisis del estado democrático, donde las conductas antisociales, muchas de ellas, antijurídicas, se despliegan con rasgos de impunidad.
En la democracia, entendida como la máxima expresión de la libertad ciudadana, florece el crimen en sus diversas manifestaciones, como la corrupción, el narcotráfico, el secuestro, entre muchos otros, carcomiendo a todos los sectores sociales sin excepción.
Siendo así, el sector público también se ve invadido, es presa codiciada porque constituye el responsable primigenio de conservar el orden en beneficio de la colectividad. Por eso, el crimen siempre busca contaminarlo.
Evitar esta situación es una de las principales preocupaciones de los gobernantes. Para ello cuentan con una serie de instrumentos, entre ellos la transparencia y por supuesto, la rendición de cuentas. La transparencia, entonces, fortalece al Estado Democrático y lo blinda frente a los embates de la delincuencia organizada.
Seguramente forma parte del concepto expresado por el gobernador César Duarte cuando manifestaba, en su discurso primero como gobernador, la imperiosa necesidad de regresar al orden y acabar con la impunidad, en una alianza social que combata el lastre que amenaza a la comunidad entera.
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